lunes, 5 de julio de 2010

Ciudad de México Mario Melendez.

La muerte pidió que la cremaran
y esparcieran sus cenizas
sobre todos los vivos

Tres kilos pesó la muerte

Cuando nació la muerte
nadie quiso tomarla en brazos
era tan fea como las gordas de Botero

No durará mucho
dijo la madre al salir del parto
tan resignada y ausente
como una piedra en medio del temporal

Pero la muerte traía en los ojos
una luz endiablada
un dulce escalofrío de eternidad

Se equivocaron los médicos
y la matrona
y aquél que pasó la noche
llamando a la funeraria

Ahora es un bebé robusto
comentan las enfermeras
y a veces hasta Dios le cambia de pañales
X
La muerte en el Calvario Evangelios apócrifos*
Acuérdate de mí cuando estés en tu reino
le dijo la muerte a Jesús
y al instante quitaré la lanza de tu costado
y esos clavos que desangran tus manos desaparecerán
y esa corona de espinas se hará polvo
y esas viejas que sollozan a contraluz
esos curiosos que nunca faltan
esos turistas japoneses con sus cámaras infernales
esos tipos que te daban de latigazos
el centurión con cara de gay que no deja de mirarte
la toalla de Pilatos, el fantasma de Barrabás
todos se irán al más allá sin boleto de vuelta
Si me llevas contigo, si te animas
te prometo otra noche con María Magdalena
que el beso de Judas lo recibirá tu padre
que Pedro te negará mil veces en el purgatorio
que haré un pastel con 34 velas
pedirás un deseo y soplarás con tanta fuerza
que arrasarás los jardines de Roma
te doy mi palabra que eso ocurrirá si te decides
Y Cristo vio a la muerte colgada junto a él
con el rostro perdido en la noche infinita
entonces pidió a su madre que le cerrara los ojos
*Escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo en torno a la figura
de Jesús de Nazaret y que no fueron aceptados por la ortodoxia católica por no
anunciar la buena nueva. Llamados también evangelios falsos o extra canónicos.
La muerte lloró a los pies de Jesús
X
La muerte habló con Benedetti 17 de mayo de 2009
La muerte habló con Benedetti
Ya es hora, le dijo, no te hagas el tonto
sabes muy bien como es la cosa
no me hagas perder el tiempo
y empieza a caminar hacia esa puerta
lentamente, donde mis ojos te vean
Olvida tus zapatos, tu voz, tu dentadura
y déjate llevar, disfruta de este viaje
ponte cómodo, verás que tengo razón
y te acostumbras a tu nueva identidad de muerto
donde no podrás escribir, es verdad
no podrás contarle a los amigos
que tu sombra crece hasta el infinito
que la noche se colgó de una estrella
y su cuerpo sigue tibio en la morgue de los sueños
Pero sabrás de antemano, eso sí
por qué la vida se cortó las venas este domingo
X
La muerte habló con van Gogh 29 de julio de 1890
Yo también estoy loca, le dijo al oído
y mis demonios salen de noche
a estirar las piernas
y queman los campos de trigo
mientras se emborrachan
o le cortan la cabeza a las abejas
y ahogan los gatos pequeños
porque traen mala suerte
Mis demonios son como yo
calvos y huesudos
y tienen mal humor
cuando despiertan a las 5 de la tarde
para tomar el té con galletas
o son interrumpidos mientras
se retratan los unos a los otros
en sesiones infinitas
Pero les tengo cariño, sabes
son los hijos dejados en la puerta
que lloran de hambre y de frío
Entonces los abrazo y les digo
Vamos donde el tío Vincent
el último en llegar, desaparece
X


Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió Periodismo y Comunicación Social. Entre sus libros figuran: “Autocultura y juicio” (con prólogo del Premio Nacional de Literatura, Roque Esteban Scarpa), “Poesía desdoblada”, “Apuntes para una leyenda”, “Vuelo subterráneo”, “El circo de papel” y “La muerte tiene los días contados”. En 1993 obtiene el Premio Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. Ha sido invitado a numerosos encuentrosliterarios entre los que destacan el Primer y Segundo Encuentro de Escritores Latinoamericanos, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), Santiago, 2001 y 2002, y el Primer Encuentro Internacional de Amnistía y Solidaridad con el Pueblo, Roma, Italia, 2003, donde es nombrado miembro de honor de la Academia de la Cultura Europea. A comienzos del 2005, es publicado en las prestigiosas revistas “Other Voices Poetry” y “Literati Magazine”. Durante el mismo año obtiene el premio "Harvest International" al mejor poema en español otorgado por la University of California Polytechnic, Actualmente vive en Ciudad de México, donde realiza talleres literarios y diversos proyectos culturales.


La muerte quiso ser Rimbaud

La muerte quiso ser Rimbaud
y sentó a la belleza en una silla eléctrica
Me falta práctica
comentó a un medio local
pero esperen a que reciba la enciclopedia de oro
Poetas del más allá
con Whitman a la cabeza
y ese loco de Artaud que ahogaba a las palabras
en agua bendita
Verán como en semanas manejaré la pluma
me llamarán la nueva Rimbaud
la vedette que todos esperaban
Mientras tanto
llevaré a la belleza de compras
le diré que todo fue un mal entendido
Ojalá y no me haga la cruz por igualada
X
La muerte quiso ser (o no ser)
para William, lógicamente

Agarró su propia cabeza
y comenzó a decir una serie de incoherencias
todas ellas referidas al más allá
sobre el alza en el precio de los ataúdes
que los gusanos se llevan la mejor parte
que Hamlet es un bueno para nada y esas cosas
Alucina con hacerlo todo
desde tirar el córner e irlo a cabecear
Si Shakespeare estuviera en la platea
le diría sus cuantas verdades
pero eso a la muerte no le va ni le viene
Escribir, dirigir, actuar, son cosas que soñó desde niña
cuando su padre la llevaba al teatro de Sófocles
e imaginaba con tener los pechos de Electra
o los labios de Casandra
Ahora prepara un gran monólogo
no apto para cardiacos ni enfermos terminales
Se llamará: La muerte no tiene rating
Para ello se levanta de amanecida a ensayar cada línea
es muy profesional en eso y detallista a rabiar
Se instala durante horas frente al espejo
pasando su cabeza de mano en mano
haciendo la eterna pregunta del ser o no ser
convencida que Dios la espía del otro lado
X
La muerte lleva una camisa de fuerza
La muerte lleva una camisa de fuerza
la confundieron con Artaud
o con la sombra de Panero
y la cargaron en andas hasta el viejo sanatorio
de Las tres hormigas
Ahora pasa los días esperando a Godot
o a Picasso o a un triste marinero
que le corte las amarras con los dientes
Lo que ella quiere en verdad
es lanzarse en paracaídas desde un décimo piso
o arrojarse en alas delta desde la torre Eiffel
mientras es fotografiada por Man Ray
o el mismísimo Tunick
Pero odia aparecer en las revistas
o en algún calendario de moda
Prefiere tomar el sol en traje de Eva
en una playa exótica, con una botella de ron
y la brisa desgastando su anatomía
La muerte lleva una camisa de fuerza
la confundieron con Dios
o con el loco de su hijo
ése que divaga por las calles
con una lanza en el costado
X
La muerte quiso ser Salomé

La muerte quiso ser Salomé
y en los suburbios del hambre
ejecutaba una danza febril y apocalíptica
La jauría aullaba de placer
y se postraba ante el extraño frenesí
de sus caderas oceánicas
de sus pechos confitados
Sos grande, le gritaban los clientes
Cómo no te voy a querer
entonaba la porra de turistas
que abarrotaba el lugar
que se arrancaban los pelos y la camisa
de puro emocionados
Te daremos lo que quieras
exclamaban jubilosos y a punto del delirio
Lo que quiera, repetía la muerte
mientras colgaba como una araña del escenario
Y pidió la cabeza del Fürher en una bandeja
y la de Stalin en una pecera
y la de Bush y toda su familia
en una mesa de centro
y la de Herodes en una maleta
y al final pidió la cabeza de Dios
envuelta para regalo
X
La muerte habló con su ángel de la guarda
La muerte está embarazada de mí
tiene tres meses, me dice
Tú estás loca, le respondo
te acuestas con medio mundo
desde el principio de los siglos
y me quieres encajar la criatura
Piensas que soy idiota, acaso
o que me falta un tornillo
Espero un hijo tuyo, me insiste
con los ojos llorosos
crees que jugaría con algo tan serio
Déjate de tonterías, le contesto indignado
ese niño es de Dios y tú lo sabes
X
©Mario Meléndez ©Laberinto ediciones Derechos reservados
Ciudad de México, Febrero de 2010


PORTUGAL Nicolau Saião


GÉNESIS in Flauta de Pan

Puede hacerse un poema con migajas de poemas
y ni siquiera todas nuestras. Basta saber elegir, al modo
del ama de casa reconociendo cosas sencillas
en una tienda perdida de suburbio. (Sin embargo
el problema es: como conciliar los invisibles
o visibles rastros de luz que las palabras
dejan rodar entre la noche y la mañana
de las letras). O, mejor todavía
entre mil perfiles de páginas desconocidas
de olvidos
de risas o
desprecios decisivos.

El como, el quizás, los adverbios de lugar
ora duermen ora despiertan. Podemos disponerlos
como flores silvestres
como piedras fibrosas o ladrillos
a lo largo de una cerca de alquería
en el interior palpable de un jardín
o como piedras tumularias
esenciales y discontinuas. Podemos cambiar
la memoria de un sustantivo, de una mancha de sangre, de un
bastonazo en la cara o de un suspiro. Podemos extraer
de una frase engullida el perfil severo de la alegría, asimismo
un verbo definitivo para la complacencia
un tiempo agonizando
quieto o ya liberado. Oigan

el canto de la noche: en ese silencio, de puntillas
hay ruidos y gestos, alguna que otra amargura, la materia sensible
que los poemas abandonaron. Oigan el canto
de la noche: ciudades al amanecer, los sonidos innúmeros, nítidos, la
sustancia
de una sombra en el crepúsculo. (La copiosa lluvia, el enorme sol
no son más que evocaciones
traídas por alguien
en una hoja rasgada, en un extracto de minutos). Oigan
el canto de la noche
y aprendan entonces a olvidar.

Todo libro es una apariencia. Algo que se perdió. Pero todo libro existe
en su atmósfera de revelación obstruida
de velada inexistencia
de soplo apenas o vestigio
de inestable o firme figura despedazada. Sí, pueden hacerse
no uno sino muchos poemas sobre el como y el porqué
o sobre la nada que, al final, revelan
o sobre lo mucho que ellos, por último, son
o sobre lo grandioso y lo insignificante que los habita entorno
mientras los años pierden la brillantez
y las fronteras olvidan el sur y el norte
su elevada ausencia su delicado vacío
su transparencia abominable
y sagrada
de alivio
o sortilegio. Sí, oigan el canto de la noche
semejante objeto que engrana
y se pone a correr
y se dispone a parar
y engendra alrededor como el aleteo de un planeta
con bataholas, colores repentinos, contusiones y hechizos. Sí,
oigan el canto
de la noche.

O hasta, quizás
el comienzo del día
las palabras una a una en su sereno balbucir
cuando las páginas son sólo astutas reminiscencias
en un papel estrujado

y nuestra voz es un destello en un conjuntivo o en una coma.
*

Nicolau SAIAO (Monforte do Alentejo - Portalegre, 1946). Poeta, publicista, actor-declamador e artista plástico. Participou em mostras internacionais de Arte Postal, além de ter exposto individual e colectivamente em Paris, Lisboa, Porto, Badajoz, Cáceres, Tiblissi, Sevilha, etc. Tem colaboração diversa na imprensa cultural em vários países, orientou e dirigiu vários suplementos literários. Concebeu, realizou e apresentou o programa radiofónico “Mapa de Viagens” um dos mais conceituados da rádio regional lusa. Está representado em antologias de poesia e pintura. O cantor espanhol Miguel Naharro incluiu-o no álbum “Canções lusitanas”. Em 1992 a Associação Portuguesa de Escritores atribuiu o prémio Revelação/Poesia ao livro “Os objectos inquietantes” (Editorial Caminho). Autor de outros como “Passagem de Nível” (1992), “Flauta de Pan” (1998) e “Os olhares perdidos” (2001). Fez a primeira tradução mundial integral de “Os fungos de Yuggoth” de H.P.Lovecraft (Black Sun Editores).Recentemente, saíu no Brasil uma antologia sua de poesia e pintura (Ed. Escrituras).
Contacto:
nicolau19@yahoo.com






De “LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES” (1965) ALEJANDRA PIZARNIK

POEMA

Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.
*

MEMORIA
A Jorge Gaitán Durán

Arpa de silencio
en donde anida el miedo
Gemido lunar de las cosas
significado de ausencia.

Espacio de color cerrado.
Alguien golpea y arma
Un ataúd para la hora,
otro ataúd para la luz.

*

PIDO EL SILENCIO

…canta lastimada mía
CERVANTES

aunque es tarde, es noche,
y tú no puedes.

Canta como si no pasara nada.

Nada pasa.

*


“En tiempos de desorden sangriento,
de confusión organizada,
de arbitrariedad consciente,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural,
nada debe parecer imposible de cambiar”.
Bertold Bretch
Poeta y Dramaturgo alemán
1898-1956
















San Lorenzo. Santa Fe. Jorge Sernoqui
“El cantor debe ser libre pa’ desarrolar su cencia./ Sin buscar la convenencia ni alistarse con padrinos./ De esos oscuros caminos yo ya tengo experiencia.” - ATAHUALPA YUPANQUI

EL SANDALIO Y SU ACORDEONA

Por el camino que va a la costa
Desde La Brava hasta San Javier
Anda el Sandalio pechando penas
Silbando bajo, un chamamé.

Al tranco lento de su caballo
Costeando al monte lo suelen ver
Con la acordiona acomodada
Sobre la grupa de su corcel.

Triste destino del gente pobre
Siempre peleando por el jornal
Y el sueldo a veces tan solo alcanza
Pá la provista que hay que llevar

Cuando se llega hasta el boliche
Con su acordeona suele pensar
Que si hay vida hay esperanza
Y un vino alcanza para soñar..
Firuletea entre sus dedos
El corcoveo de una canción
Sembrando versos que abren el alma
Y son la excusa para el amor.
Abraza fuerte a su verdulera
Y en los compases de un chamamé
Nace en un grito, la alegría
Con los puebleros de San Javier.
]
LOS CRISTOS DESPOSEÍDOS

Hay un Cristo descarnado
Hecho de lata en la villa,
Cristo de pies embarrados
Que sangra por mil heridas.
Hay un Cristo desnutrido,
Marginal de la pobreza,
Que tiene cientos de nombres
Y del que nadie se acuerda.

Cristo que se vuelve pájaro
Y desde el barro se eleva
Para ver desde lo alto,
El rostro de la miseria.
Miseria que se repite
Y alumbra con luz de velas,
A un Cristo lleno de bronca,
Por esa vida que lleva.

Cristo con cara de niño,
Blanco gorrión de la escuela
Donde un guiso es la esperanza,
De aprender algunas letras.
Con tantas necesidades
En su pancita vacía,
Que sueña por los recreos,
Con un plato de comida.
Hay un Cristo que se muere
Vivando a su asesino,
Que con un cargo político
Olvidó lo prometido.
Que se llamara Lepratti,
Fuentealba, kostequi, Santillan
Cualquier nombre da lo mismo
Porque los Cristos son ellos,
Los Cristos desposeídos.
]
JORGE SERNOQUI nació en la ciudad de San Lorenzo el 25 de febrero de 1945.Dentro de la pobreza que caracterizó su época tuvo una rica infancia, dónde con una pelota de fútbol coronó casi todos sus sueños.En la adolescencia trabajó durante 5 años con su padre en un obraje en el norte santafecino, allí aprendió a amar profundamente al monte y sus misterios, a su gente sencilla, humilde, generosa y por sobre todo a esa tierra tan dura y arisca que lo fue modelando; en ese lugar comenzó a escribir sus primeros versos.
Cursó y concluyó sus estudios terciarios en publicidad en la vieja Universidad Popular de Rosario. Es dibujante, ceramista diseñador(varios de sus trabajos, adornan los pisos y paredes de casas y negocios tanto en el país como en el extranjero.“Me dicen Santafesino” es su tercer libro, los dos anteriores son “Declaración de amor a Santa Fe” y Poemas que nadie lee”Actualmente a los 62 años, sigue escribiendo y diseñando ropa deportiva que es su medio de vida; continúa afincado en su terruño natal, San Lorenzo y en “Barrio El Pino”,barrio que lo vio crecer y en dónde quiere dispersar sus cenizas, el día como él dice : El último pájaro lo salude con su voz.




LIMA PERU Ruben Barcelli

Luz como la de un faro

Tenía miedo de dormir y de despertar otra vez, como todos los días. No quería que la noche terminara, por eso bebí tanto. Tanto que mis amigos se fueron del bar porque ya no me soportaban. Tanto que busqué mi libreta en los bolsillos del saco y escribí. Tanto que use mi mirada para atraer su mirada.
Me miró.
Miré sus ojos.
Su cabello lacio y recogido.
Hombros desnudos y rosados.
Senos calcados en la blusa.
Cuando comenzaba a interesarse por mí, cuando comenzaba a destejerse de la conversación de sus amigos que reían, dejé de verla. Al rato, volví a mirarla. Esta vez, sus ojos me esperaban. Mi cerveza sudaba sobre la mesa.

Esa noche supe que se llamaba Luciana.
Esa noche hicimos el amor.
Desperté en su departamento cuando ella despertó, pero cerré los ojos y me mantuve inmóvil. Escuché que deambuló un rato por las habitaciones —sus pies hacían crujir el piso de madera— hasta que se fue. Su olor levitaba en la habitación, en las sábanas y almohadas blancas.
Cuando regresó, desayunos en la terraza.
–Sabes, no pareces el mismo de ayer.
—Anoche estaba… no sé… es como si acabara de salir de una pesadilla.
Me asombró su estilo tan sofisticado de fumar.
—¿Puedo?
—Claro, coge los que quieras.
Era consciente que laceraría mis pulmones con la nicotina y el alquitrán que, de seguro, me producirán un cáncer fulminante en el futuro, pero aún así lo encendí, provisto de una valerosa ingenuidad infantil, como si hubiera cometido la primera travesura de mi vida. Luciana me miró, con una mirada que no repitió jamás, como si estuviera descifrando lo que yo sentía en aquel instante o como si se hubiera sentido así alguna vez.
—La pesadilla aún no ha terminado, Darío… todavía te falta algo por hacer.
Salió de la terraza y regresó con mi celular.
—Llámala, cuéntale lo de ayer. Termina con esa relación que te hace tanto daño de una buena vez… voy a dejarte a solas.
Cuando colgué, regresó.
El mar se podía ver a lo lejos, entre dos edificios.
—Mira, allá está el…
—Sí —me interrumpió— a veces se puede ver un poco desde aquí, cuando no está nublado.
Nos quedamos perplejos ante ese pequeño pedazo celeste que reverberaba por el sol de la mañana. Le dije:
—Más allá del desierto de Ocucaje se encuentra la playa donde nos ocultaremos del mundo —Luciana acercó su rostro al mío y abrió cuanto pudo sus ojos almendrados, como si escuchara un secreto— Allí, escuadrones de pelícanos pescan en un mar en calma y planean bajo un cielo sin nubes. Allí, algunos peñascos forman piscinas naturales hasta un punto donde se pierde la vista. Allí, nadie nos podrá tocar.

Dejamos las mochilas en la casa y nos metimos corriendo al mar. Comencé a bucear mientras pensaba en mi novia y en esos días en que, atornillado en mi escritorio, miraba por los inmensos ventanales de mi oficina cómo los días se convertían en noches, con tanta calma.
Entramos a la casa y la abracé. Mis dedos recorrieron las ondas de su espalda mojada. Acaricié sus cabellos con arena y mordí sus hombros que empezaban a broncearse.
–Todavía no, Darío, no seas así, primero vamos a comer algo. Cuando se sació se fue a caminar. Yo me recosté en la hamaca de la entrada con uno de los libros que encontré en su departamento. Leí hasta que me entró un sueño irresistible con el crepúsculo ardiendo en el cielo.
Luciana me despertó, besándome. La cargué. Entrelazó sus piernas en mi espalda y la llevé hacia la habitación. La penetré con una facilidad asombrosa al contorsionarnos sentados al pie de la cama. De pronto, oscureció, casi totalmente, como si al mundo lo alumbrara una vela y alguien la hubiera soplado. Solo reconocía ciertas coordenadas de su cuerpo: los dos lunares de carne en sus glúteos, sus pezones endurecidos y sus piernas interminables. Luciana se movía enajenada. Su sombra se engrandecía en el techo cuando algo de luz de luna entraba por la ventana, junto con la resolana y los vientos húmedos y salados de la noche. Fue el mejor sexo de mi vida y se lo dije cuando nos pusimos a conversar. Se quedó dormida al poco rato. Salí a echarme de nuevo en la hamaca para continuar con mi lectura, pero algo me sorprendió en la distancia.
Una luz.
Una luz como la de un faro desde la lejanía del océano, destellaba en la playa. La repasaba como si una gran embarcación buscara a un náufrago. Apenas se detuvo, corrí hacia el mar y nadé sin guardar energías para regresar. Entonces, la luz me iluminó. Y cuando bajé a bucear en esa corriente oscura, que me arrullaba, sentí por primera vez lo que es la soledad. El agua se tornó cálida y tan deliciosa que me dejé llevar por el sendero ultramarino.
Ahora estoy aquí y ya nadie me puede tocar.

–¿Qué escribes? –me preguntó.
No supe qué responderle.
šššššššššššššššššš
RUBEN BARCELLI
(Lima Perú1981) cursa estudios en la facultad de la Comunicación de la Universidad de Lima. su trabajo ha sido considerado en la antología Estática doméstica _Tres generaciones de escritores peruanos (UNAM, México,2005) Ha laborado como editor ejecutivo de la revista Quinta poder. Actualmente, es editor ,general de la revista Nexos y es frecuente colaborador en medios culturales, entre Mesa redonda y Un vicio absurdo.















MAR DEL PLATA María Gabriela Abeal .


De villancico y candela
Ediciones Emilio

Comentario de Hernando Guerra Tovar
Bogotá, Venezuela 2009.
Renunciando es como te harás
digno de recibir lo que anhelas.
TAO


De villancico y candela

Te regalo cucharadas de sabores,
mermeladas para decorar tu casa,
unos cuadros donde vivan muchos duendes,
noches buenas cada vez que el sol se vaya.
Te regalo una alfombra con poderes,
tres chequeras sin límite de abrazos,
una alcoba con ventanas a la vida,
una huerta donde nazcan los orgasmos.
Te regalo las semillas de las flores,
tierra fértil para cada paso,
un aljibe donde bebas tus anhelos,
toboganes que se lleven la nostalgia.
Te regalo un espejo que te enseñe
a mostrar el alma al semejante,
diccionarios de palabras que no duelan,
amuletos de perdón para actos malos.
Te regalo un árbol navideño
donde cuelgues tu fortuna y la compartas,
una mesa sin límites de asientos
para repartir el amor en rebanadas.

De albahaca y pimienta

Te regalo el condimento de mi carne,
los laureles que me hacen de diadema,
la pimienta que deseas por las noches
y la sal que me corre por las piernas.
Te regalo un sobrecito con lavanda,
un pañuelo con aroma de violetas,
un lugar en el centro de la cama,
un espacio en los placares de mi pieza.
Te regalo un día de campo entre cobijas,
que no asistas a las citas de tu agenda,
que me lleves en tus brazos a la luna
y mis dedos acaricien las estrellas.

De agua y azúcar

Te regalo el arco iris de mis lunas,
las orillas con sales aromáticas,
un corpiño de colores lujuriosos,
unas ligas en el borde de tu cama.
Te regalo la hojarasca en mi cabello,
el quedarnos cucharita sin horario,
que mis brazos se entrelacen a tu pecho
y tu espalda se acune en mi regazo.
Te regalo un horizonte con estrellas,
un rincón en el bosque de las hadas,
un bonete que dibuje las sonrisas
y pinceles que delineen nuestra casa.
Te regalo los gorriones de mis dedos,
los gusanos que se esconden en mi panza,
las cigarras que deliran en mi mente,
las caricias que cosecho cada año.


María Gabriela Abeal, nació en Buenos Aires, el4 de julio de 1969, reside en Mar del Plata. Poeta, Maestra de
Reiki, Decoradora de Interiores y Técnica Ceramista. En 2005comienza a mostrar su poesía y su primer libro (Cotidianos) fue publicado en la ciudad de Barinas, Venezuela, por Ediciones dela Revista ICAM, en 2007. Es colaboradora de El Periodiquito, de Maracay y del Suplemento Cultural “Vuelta Al Sur” de Barinas, Venezuela, donde sus poemas aparecen regularmente. Ha sido incluida en varias antologías, así como también ha sido merecedora de varias menciones de honor en certámenes de poesía. Colaboradora del diario La Capital, Mar del Plata, Revista Decires, Córdoba. Revistas y páginas literarias en formato digital, Letralia, Voces de hoy, Badosa, La Urraka, La máquina de Escribir, Rossana Música Arte y Cultura, Teresa en el tiempo, Entre Líneas, Poetas del mundo, Arte literal, I Poeti Nomadi, Arte Comunicarte.












“NO ES BUENO ADAPTARSE A UN SISTEMA QUE NO FUNCIONA”
Por M. Julia Prati

Pregona el Arma. Auto, camión, tanque, escultura, es cultura “Arma de Instrucción Masiva”. Escultura montada tipo biblioteca móvil sobre un viejo ford falcon. Recorre los caminos de Argentina, lleva y recolecta libros, proyecta películas y se brinda a todo aquel que se acerque.

El Arma llegó a Cosquín para el festival de folklore en enero de 2010. Dona y recibe donaciones de libros a su paso. La idea es atravesar Latinoamérica toda.
Raúl Lemesoff, (36), oriundo de Paraná, Entre Ríos, escultor, conductor, bibliotecario ambulante, artífice del Arma, arremete las calles y exhibe su forma de repartir cultura. La gente, sorprendida y asombrada, se acerca, mira, señala, pregunta, se deleita, se saca fotos. Más de uno intenta sacar los libros que componen esta más que original obra de arte ambulante. Luego sí, pueden llevarse uno, se alegran al recibir algo de regalo, y mejor aún si dejan libros para que sigan siendo esparcidos en su viaje.
En base a la destrucción de un nefasto falcon de la dictadura militar de los ’70, nos cruzamos con un vehículo transformado, reconstruido como verdadero fortín de lucha que estimula la lectura. Más que símbolo, instrumento vivo, palpable y leíble de una batalla armada contra la apatía, la abulia y la estupidez, cuyas balas consisten en elementos rectangulares con hojas escritas. Esos objetos nos llevan a disfrutar, entretenernos, aprender y saber. “La palabra es un arma cargada de futuro”.
En este número de Decires encontrarán al autor de Eskeleto de Pez Solar, quien forma parte del grupo de amigos, compañeros que están siempre ahí, junto al Arma de Instrucción Masiva, desde sus inicios. Con el firme propósito de difundir, dar, recolectar para dar, libros. Libros que no provienen, como dice Raúl, de la casa o de la escuela, como una obligación, sino desde algo diferente, nuevo, artesanal. Transita calles, barrios, pueblos y rutas, fuera de cualquier institucionalidad formal, sólo por el placer de ofrecer esas semillas de pensamiento, vida y magia que habitan en los libros.

Contacto (donar, ser visitado, etc.)
www.armadeinstruccion.com.ar
armadeinstruccionmasiva@hotmail.com
armadeinstruccionmasiva@gmail.com

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